Fernando Vázquez Rigada
Poco antes de tomar posesión, el Presidente Miguel de la Madrid convocó a los miembros del que sería su gabinete. Tras exponer el lamentable estado de la nación, les alertó:
—No los estoy invitando a una fiesta, sino a un velorio.
Así estamos.
Quien resulte electo en el 2024 enfrentará retos colosales. Requerimos un político artista: una mujer u hombre con capacidades extraordinarias que le permitan sortear una emergencia nacional.
Vivimos una crisis de sistema: social, política y, pronto, quizá, también económica.
La próxima administración enfrentará 5 desafíos simultáneos.
Primero: terminar con el distanciamiento social. Llevamos lustros de tolerar una sociedad quebrada por la inequidad, la injusticia y el abuso. Hay desprecio y arrogancia. En este sexenio el distanciamiento se volvió confrontación. Si no se reconecta a las dirigencias con la sociedad, y a la sociedad entre sí, el país no tendrá viabilidad. No es una exageración. Urge una convocatoria a la unidad y el reencuentro; a la comunidad de propósitos, a la construcción de un nuevo modelo de convivencia social: a un nuevo trato y un nuevo contrato.
Segundo: Curar a México. Tenemos dos tendencias destructivas temibles bajo el subsuelo mexicano. El abandono de la salud de las y los mexicanos —74 de cada 100 niños sin vacunación completa, 45 millones de recetas sin surtir, 28.6 millones con hambre— y la destrucción del conocimiento nacional. Somos una sociedad enferma, vulnerable e ignorante: la mezcla perfecta para el fracaso.
Tercero: imponer la ley. La política de abrazos ha sido un desastre humanitario. 81% del territorio nacional está penetrado por el crimen organizado. Se ha generado un gobierno paralelo: el crimen patrulla, cobra impuestos, construye. El resultado: se ejecuta a una persona cada 22 minutos, se cometen 4 delitos por minuto y se viola a una mujer cada media hora. Hace mucho caímos en la normalización de la violencia. Vivimos la dictadura del miedo. El voto se moverá por el clamor de restaurar el orden y la justicia.
Cuarto: La economía será puesta a prueba por los mercados en el primer trimestre del 2025. Las finanzas públicas han aguantado hasta ahora porque se encontró un colchón de recursos. Cuando se acabó, se recortaron programas. Se aumentó la recaudación apretando a los de siempre. Hasta ahora no se ha recurrido a la deuda ni al déficit. Pero ya no habrá más de lo mismo. PEMEX es un cáncer, con pérdidas de 1.3 billones de pesos, deuda de casi dos billones de pesos y ha demandado rescates por más de 350 mil millones. El costo de Dos Bocas se ha disparado a 315 mil millones de pesos. La prueba de los mercados vendrá por ahí. Si la respuesta del nuevo gobierno falla, detonará un remolino. Se acabó la borrachera: viene la cruda.
Quinto: Reiniciar al Estado mexicano. En este sexenio se le hizo una lobotomía al Estado: se le extirpó la capacidad de pensar, de prever, de planear. El índice de competitividad del IMC califica la eficiencia del gobierno de México en el número 60 mundial. El último lugar de los países analizados es Venezuela, en el 62. Así. Y los gobiernos importan: tutelan, decían los romanos, la res pública, la cosa pública: el interés común, aquí evaporado. Hoy tenemos administraciones públicas ignorantes pero dóciles; inútiles pero fieles; bárbaras pero serviles; corruptas pero contribuyentes. El colapso de la gobernabilidad proviene del desmantelamiento de las instituciones y la pauperización del talento.
No podemos volver a lo de antes ni seguir como estamos. Urge una nueva solidaridad e imaginación mexicana.
Las corcholatas y los aspirantes opositores deberían hacer, ya, un profundo diagnóstico de lo que ocurre para tener un buen tratamiento. Nadie podrá solo. Se requerirá de un gran esfuerzo colectivo. Ya no será posible administrar la crisis a través de la ocurrencia. Se acabó la política del paliativo.
Ganar el 24 no será el boleto de entrada a un festín.
Sino a un velorio.
@fvazquezrig