Fernando Vazquez Rigada

Fernando Vázquez Rigada
Abril 14, 2014

Ningún cartel sobrevive sin una red de protección institucional. El grado de poder de la mafia es equivalente a su capacidad de cooptación. Para desmembrar a un grupo de delincuencia organizada es indispensable arrasar sus vínculos con autoridades.

Eso ocurre en Michoacán. La detención de Jesús Reyna era un requisito indispensable. Reyna no era un político más. Era un viejo zorro local. Líder del congreso. Presidente del PRI. Dos veces Secretario de Gobierno. Candidato a gobernador. Gobernador Interino. Antes de morir, se dice, Plancarte realizó una última llamada, desesperado por el cerco militar que, intuía, le iba a arrancar la vida: le llamó a Jesús Reyna.

Días después cayó el principal autotransportista del estado, también exdiputado del PRI.

Hay responsables adicionales. La situación actual no es nueva. Se incubó años. El crimen se instaló y reinó en Michoacán desde el (des) gobierno de Lázaro Cárdenas. El hijo de Cuauhtémoc fue, al menos, inútil para saber lo que pasaba. Pero los Cárdenas tienen muchos defectos, menos ingenuos. Con Leonel Godoy, el desastre fue mayúsculo. Su hermano era empleado de los templarios. Pese a ello, o por ello, lo hizo diputado federal. Godoy no cedió algo a los templarios: lo entregó todo.

Ellos dos faltan. Si no se actúa, parecería ya no sólo que ser opositor es un buen negocio, sino que es el mejor escudo.

El PRD tiene una responsabilidad directa de ese desastre llamado Michoacán. Pese a su discurso moralino y maniqueo, ha guardado silencio sobre su propia responsabilidad.

El PAN no se salva. Cierto. Las ligas de los exgobernadores y de Reyna se sabían. Estaban documentadas en medios y en documentos de inteligencia. Godoy fue advertido, en su momento, de la penetración del crimen a su gabinete. Pero nada se hizo. La autoridad omisa es delictiva. La responsabilidad directa de no cortar las redes de protección institucionales a tiempo pasa por el PAN.

Y falta resolver la pregunta central. Si Fausto Vallejo fue tres veces alcalde de Morelia. Si se ha señalado a su hijo como un eslabón del crimen organizado. Si su coordinador de campaña fue Jesús Reyna. Si fue su secretario de Gobierno. Si lo suplió en su convalecencia. Si le reinstaló en el cargo.
¿Puede seguir siendo gobernador?

¿Vallejo es cómplice o sólo omiso e ingenuo?

Dijo que metía las manos al fuego por Jesús Reyna. Bueno. Se quemó.

@fvazquezrig

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