02/05/2011
Hay una indudable crisis dentro de la iglesia Católica. Una que resulta inocultable y que se intuye estructural. El catolicismo va en retirada en todo el mundo, México incluido, no por una crisis de la fe, ni de su enseñanza,sino por una crisis de sus ejemplos. Cuando la palabra y la acción no coinciden, el hecho se define con un nombre preciso: demagogia.
Hay, además, una maraña de intereses que asfixia su funcionamiento, tanto, que ya no es posible distinguir ala iglesia como poder político, como poder económico y como eje espiritual. Las contradicciones de esa confusión se han hecho ya insostenibles, pero no ha habido el talento, la valentía ni la sensibilidad para enfrentarlos y proceder a una reformulación de doctrina y a una refundación institucional.
A la crisis que carcome las raíces de una de las más influyentes instituciones del mundo occidental, se ha respondido no con reflexión, autocrítica, ni intentos de reforma,sino conabuso, frivolidady encubrimiento.
Por eso la población Católica en el mundo disminuye de manera constante.Sólo cerca del 23 por ciento de la población mundial es Católica. De ellos, el 49 por ciento vive en América. En México, en una década, los feligreses se redujeron en cinco puntos porcentuales, al pasar del 89 al83por ciento de la población. Cinco millones de feligreses se perdieron.
La beatificación fast track de Karol Wojtyla, mejor conocido como Juan Pablo II responde a la lógica de que las cosas continúen como hasta hoy. No hay que fijarse en los problemas propios. No hay que castigar a los transgresores. No hay que revisar los postulados. Por el contrario, hay que enajenar a quienes creen. Hay que mediatizar los símbolismos. Hay que generar espectáculo. En asuntos de poder, ni los principios ni los enemigos son para siempre. Por ello, se aplica el viejo precepto del más odiado adversario: el imperio romano. Pan y circo.
Juan Pablo II fue un hombre de Estado y un hombre de fe. En su primera dimensión, se trata de un arquitecto del mundo contemporáneo. Utilizólos medios a su alcance para incrementar su poder y desbaratar la asechanza más temible de su tiempo: el comunismo. Lo hizo desde varios frentes: el ideológico, en donde convirtió a su palabra enmazo que derrumbólos muros ideológicos al este de Berlín. El de persecución, al desbaratar la oposición interna mediante la supresión de la Teología de la Liberación. Recurrió al arte de la negociación, donde tejió una alianza con Ronald Reagan (ambos sobrevivientes de atentados) para minar al Pacto de Varsovia. Finalmente, permitió que la red de iglesias Católicas en Europa del Este fuera utilizada para distribuir propaganda y armas contra las autoridades comunistas de la órbita soviética.
Su beatificación, sin embargo, responde no a estos logros terrenales y mundanos, sino a la otra dimensión: la de la fe.
Ahí, el saldo es lamentable.
Wojtyla será recordado, por el 83 por ciento de la población del mundo que no es Católica, como el artífice de la mayor operación de encubrimiento en favor de pederastas de la historia de la humanidad y por convertirse en el ideólogo de la conversión de la religión en industria del entretenimiento.
Durante su largo Papado (26 años), la iglesia se vióexpuesta a uno de los más delicados asuntos de su historia, de por si llena de asuntos incómodos. Miles de niños fueron abusados sexualmente por sacerdotes. La lista la encabeza, por supuesto, Marcial Maciel, el fundador de los Legionarios de Cristo que fue acusado de violar a al menos 9miembros de la Congregación, entonces niños o adolescentes. Por desgracia, el caso no fue la excepción, sino sólo la punta de un iceberg vergonzoso e indignante. Los casos de abusos contra niños se extendieron por todo el mundo. Comenzando en Alemania, en donde se señalo al actual Papa, Benedicto XVI, de encubrir los delitos que afectaban a cientos de niños y de proteger a los abusadores.En Australia, se señalaron decenas de abusos contra niños por sacerdotes. Continuó en Irlanda: 413 casos. Los Angeles: 508. Boston: 712. Nueva York, 212 niños sordos fueron abusados por un solo sacerdote.Brujas, 1 niño abusado. La respuesta de Juan Pablo II fue doble: pagar y callar. A nadie se excomulgó. Un gran manto de impunidad se tendió sobre los pederastas con sotana que fueron reubicados para comenzar de nuevo, en otra parte, suobra de destrucción.La invitación de Cristo, dejad que los niños se acerquen a mí, fue pisoteada no sólo por sacerdotes pervertidos, sino peor: por la incapacidad lastimosa, por la parálisis conciente y criminal del Vaticano y de Juan Pablo II para iniciar un proceso de purga, castigo, oxigenación y reforma.
Sólo en los casos listados, hay 1,854vidas rotas, futuros pospuestos, inocencias arrebatadas por aquellos que debían darles consuelo, serenidad, refugio espiritual. Son 1,854denuncias vivientes en contra de la beatificación.
De haber sido un mortal común y corriente, Juan Pablo II habría sido encarceladopor encubrimiento, conspiración criminal y obstrucción de la justicia. De haber sido sólo un Jefe de Estado, esta operación de impunidad hubiera podido ser tratada en la Corte Penal Internacional. Pero, no. No era un Jefe de Estado más. Era la cabeza de la Santa Iglesia Católica, Apostólica y Romana. Era el Papa. Yhoy es un beato.
Ante la retirada de creyentes, Juan Pablo II sustituyóla acción de la justicia y la renovación por el espectáculo mediático. Durante su papado se canonizaronnada menos que a 594 personas yse beatificó a 1,341. Beatificación en masa. Mas que los beatificados y canonizados acumulados en el resto del siglo XX. Hoy, él es uno más.
La beatificación se dio en base a un milagro. Contra él, se oponen 1,854niños, hoy hombres, que sufren, que recuerdan, que sienten la impotencia infinita de la impunidad.
Me quedo con los niños.
La iglesia seguirá encubriendo y seguirá beatificando.
Que Dios los perdone.