El bochornoso asunto de la (contra) reforma a la ley de telecomunicaciones sigue dando de qué hablar.
La reforma enviada por el ejecutivo castiga a Telmex y favorece a Televisa. Lo primero, más que merecido. El país está por los suelos en materia de internet y pagamos las tarifas más caras del mundo en telefonía celular.
Beneficiar a Televisa es abusivo y lamentable. Ha habido mucho ruido en cuanto a dos temas: censura en Internet y control de contenidos a través de la Secretaría de Gobernación. Son temas delicados, pero no sustantivos. Lo grave está en otra parte.
1) La iniciativa impide que Telmex compita de inmediato en televisión abierta. Se beneficia así a Televisa y a otros grupos económicos relevantes que han ingresado a medios.
2) Se pretende que la preponderancia se dicte por sector: radiodifusión y telecomunicaciones. La Constitución dice que será por servicio: TV abierta, TV de paga, radio, etc.
Artículo 6º. En materia de radiodifusión y telecomunicaciones:
II. Las telecomunicaciones son servicios públicos de interés general, por lo que el Estado
garantizará que sean prestados en condiciones de competencia, calidad, pluralidad, cobertura
universal, interconexión, convergencia, continuidad, acceso libre y sin injerencias arbitrarias.
III. La radiodifusión es un servicio público de interés general, por lo que el Estado garantizará que sea prestado en condiciones de competencia y calidad y brinde los beneficios de la cultura a toda la población, preservando la pluralidad y la veracidad de la información, así como el fomento de los valores de la identidad nacional, contribuyendo a los fines establecidos en el artículo 3o. de esta Constitución.
3) Para determinar la preponderancia, la Constitución dice que será por usuarios, suscriptores, audiencia, etc. Ahora, al definirla por sector radiodifusión y no por servicio (TV de paga), la audiencia se mediría incluyendo entre otros radio, con lo que se diluye la concentración de mercado de Televisa en cable.
4) Se permitiría la multiprogramación por frecuencia en televisión abierta. Es decir, más de un canal por cada frecuencia con lo que se pueden fragmentar los contenidos de los actuales canales 2, 4, 5, 7, 13, 11 y 22. Las televisoras preponderantes abiertas tendrían bajo el texto actual, la posibilidad de elegir qué canal dan en señal gratuita a sus competidores, bajo el espíritu del must carry/must offer. Así, pueden mandar a un canal, por ejemplo, el programa La filosofía de Hegel vista por Schoppenhauer y a otro la telenovela “Lo que la vida me robó”. ¿Cuál creen que le den a transmitir a la competencia?
Ante esto, parece que la gran reforma constitucional en telecomunicaciones se está convirtiendo en un engrudo.
@fvazquezrig