Que no se ocupe de ti el desamparo
Que cada cena, se tu última cena
Que ser valiente no salga tan caro
Que ser cobarde no valga la pena
Joaquín Sabina
Fernando Vázquez Rigada
Estos días deberán ser tiempo de patriotas o perderemos al país.
Morena pretende degollar al INE. Sepultar la democracia. Encadenar la libertad.
Atenta contra nosotros: el INE es una institución ciudadana, en donde participan ciudadanos para garantizar el voto libre y efectivo de las y los ciudadanos.
Ya antes he explicado los riesgos de este golpe de estado técnico. No abundaré. Solo señalo sus rasgos más nocivos: desmantelar al INE y despedir a sus consejeros, para que los nuevos sean elegidos por votos condicionados por Morena. Lo mismo el Tribunal Electoral. Crea un Congreso solo de plurinominales: ya no podremos elegir personas, sino listas. La partidocracia, enfermedad central del sistema actual no se extirpa: se hace metástasis. El gobierno controlaría la integración del padrón.
No hay más que agregar. Morena quiere perpetuarse a la mala. Con abusos, con coacción, con dinero o con balas. Con mapaches o con hampones. Quiere un partido sin árbitro y, eventualmente, sin contrincantes.
López Obrador se prepara para en el 2024 dejar la presidencia, pero no el poder. Para que solo sus chicharrones truenen, quiere ser dueño del cazo, del puerco, de la manteca y de la mesa.
Impedir que perdamos la democracia y nuestra libertad demanda de una decidida movilización social. Quien confíe en los partidos, allá él. Cuando se tiene cola o precio, la dignidad sale sobrando.
Detener este golpe depende de nosotros. Para ello se necesita decisión. Agallas. Pudor. Dejar el sillón y tomar calle. Jugarse la boca y la pluma. Votar con los pies.
De 130 millones de habitantes, solo hay un puñado de ciudadanos. Escucho un mantra falso e injusto: no hay oposición.
¿No? Bueno: pues llegó la hora: la oposición somos todos y, en particular, los que en estos años oscuros se han demostrado como magníficos críticos de café, sesudos opositores de sobremesa, valientes patriotas de reuniones sociales. Apoyadores privados de mensaje de texto, pero incapaces de firmar un desplegado público o de asistir a una marcha.
Llegó la hora. ¿Qué hacer?
Si en comisiones de la Cámara de Diputados se perfila en comisiones la aprobación de una reforma constitucional, tendremos que pasar a la fase dos.
¿Cuál es? Resistencia civil. Un querido amigo me dijo que no es posible. Difiero. Propuestas:
Ahí está.
Insisto. Si asesinan a la democracia y la libertad, no habrá sido el oficialismo: habremos sido nosotros. No habrá sido el autoritarismo, sino nuestra indiferencia.
La apatía es el germen que incuba dictadores. En la elección federal del 2021, 44 millones de personas se quedaron en casa y no salieron a votar. De ellos, como ha acreditado Carlos Hernández, la mayoría fue de clase media y alta. Son los mismos que lloran que no hay oposición, que preguntan “¿qué puedo hacer? ¿Cómo le hago?” y no son capaces de dedicar una hora cada tres años para ir a votar.
No hay tiempo que perder. Morena ya puso plazo: consumará el golpe en menos de un mes.
Hasta ahora, las mujeres han puesto el ejemplo cívico de resistencia. Han elevado la voz. Tomado las calles. Ocupado medios de comunicación. Incendiado las redes. Increpado al presidente.
Ellas abrieron el camino.
Conste: no lloremos después como hombres lo que no supimos defender como mujeres.
@fvazquezrig