11/07/2010
Javier Duarte será, de acuerdo a los votos, el próximo Gobernador de Veracruz. Llega como el candidato al gobierno que ha recibido la mayor votación en la historia. Obtiene casi 1 millón 400 mil votos: la mitad de todos los votos emitidos en la elección del año 2004. Los sufragios recibidos implican 449 mil votos más que Miguel Alemán y 430 mil votos más que Fidel Herrera.
La autonomía electoral del PRI y de sus aliados se demostró demoledora, hace apenas dos años, la suma acumulada de votos del PRI, el PVEM y el PRV rozaba el millón 200 mil. Esto se explica porque una gran cantidad de voto ciudadano se decantó en favor del candidato a Gobernador –y ahora Gobernador elegido- más joven de la historia.
Las coordenadas de la victoria deben leerse, en parte, a esta afinidad generacional con quienes conforman alrededor del 35% del padrón.
La elección del pasado 4 de Julio dobla al abstencionismo: una buena noticia para Veracruz. Vota casi el 62% del electorado. El partido de la abstención habría obtenido, así, 38% de los votos, con lo que hubiera sido derrotado por los dos primeros lugares.
La victoria del PRI no es carro completo, pero es amplia y sólida. Tendrá mayoría absoluta en el Congreso, junto con el Partido Verde, lo que le permitirá aprobar por sí mismo leyes ordinarias, incluyendo el presupuesto: un resorte de gobernabilidad invaluable. El flujo de votos le golpea, fundamentalmente, en el nivel municipal, en donde la dinámica local avasalla. No obstante, mantiene el control de todos los municipios de más de cien mil habitantes, con la excepción de Cosoleacaque, Pánuco, Tuxpan, Poza Rica, Córdoba, Orizaba, Xalapa, Veracruz, San Andrés, Minatitlán y Coatzacoalcos.
Pese a todo, de gobernar más del 80% de la población en el nivel municipal, pasa a sólo el 56%. En esas derrotas se deberá hacer un análisis del rol de la dirigencia partidaria, del desempeño de Alcaldes y de los procesos de nominación de candidatos, de integración de planillas, que afectan el comportamiento del votante local.
Los votos fueron computados por más de 58 mil veracruzanos que entregaron su domingo a la entidad. Ellos verificaron, voto por voto en todas las casillas, la ventaja de 84 mil sufragios que lleva a Duarte al Palacio de Gobierno. La brecha es menos amplia de lo que se esperaba, pero categórica e irreversible. Bastaría recordar que, de los 212 municipios, 190 tienen menos población que esa cifra.
En el contexto de la alta competencia electoral del país, una diferencia de más de 80 mil sufragios es suficiente para despejar cualquier duda sobre la preferencia mayoritaria. La diferencia es, proporcionalmente, 5 veces mayor a la que obtuvo Felipe Calderón con respecto a Andrés Manuel López Obrador. En este sentido, extrapolando el resultado actual, Calderón hubiera ganado por millón y medio de votos a López Obrador.
El cómputo distrital cierra con la cadena de sofismas con las que se ha pretendido enturbiar el proceso y confundir a la opinión pública. El PREP nunca se cayó, nunca el candidato del PAN estuvo siete puntos arriba en ese conteo. Contra lo que afirmó a Milenio Televisión, Miguel Ángel Yunes no obtuvo un millón y medio de votos. Su contabilidad falló por doscientos mil.
Jamás desaparecieron 500 mil votos: lo único que se esfumó fue la posibilidad de asumir con madurez un resultado adverso. Se vuelve a probar que, en política, las biografías nunca se transmutan: se confirman. Veracruz pretende ensombrecerse por falsos profetas, por sacerdotes de la violencia que hoy se arropan con discursos de demócratas: la misma democracia que siempre han despreciado.
Con todo, el bando de la minoría aún tiene la posibilidad de elevarse sobre la coyuntura y evitar la crispación, la polarización y la confrontación entre hermanos.
Javier Duarte es el Gobernador elegido por los veracruzanos. Es el representante de una nueva generación de políticos, que se acompaña por cuadros que están obligados a modernizar a la entidad: Salvador Manzur, Ainara Rementería, Américo Zúñiga, José Murad, Elizabeth Morales, entre otros. Esta nueva generación recibió el respaldo ciudadano en los comicios del 4. Ahora viene el momento de cumplir, de honrar esa confianza, de llenar de energía, de concordia, de decencia, de optimismo, hasta el último rincón de Veracruz