CARTA ABIERTA A SENADORAS Y SENADORES

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CARTA ABIERTA A SENADORAS Y SENADORES

Fernando Vázquez Rigada

 

Una mayoría indudable de ciudadanos hemos expresado de manera categórica nuestro respaldo absoluto a la libertad, la democracia y a sus instrumentos: INE y el actual sistema electoral.

 

Bajo esas leyes, reglas, procedimientos e instituciones ustedes fueron electos por ciudadanos.

 

No es inútil recordarles: son ustedes representantes de nosotros, los ciudadanos, no de sus partidos. Ellos postulan, nosotros elegimos.

 

Una vez electo, el representante popular tiene la responsabilidad de velar por los intereses de todos, por el interés público, no sólo por quienes votaron en su favor.

 

Esto es más cierto si consideramos que todas y todos ustedes fueron electos por minorías.

 

Me explico: el partido mayoritario y sus satélites, PT y PES, Morena, obtuvieron 24.7 millones de votos en la elección del 2018, de una lista nominal de 90 millones. O sea: no contaron con el voto ni de una tercera parte de las y los ciudadanos.

 

Por temas legales, pese a que obtuvieron el 43.6 de los votos tienen el 53.9 de los escaños en el Senado. Es decir: su mayoría parlamentaria es también artificial.

 

Peor: luego el PES desapareció y ocurrió que 7 senadoras y senadores del Verde se mudaron sin pudor a Morena. Sólo que los 7 fueron electos en una alianza con el PRI.

 

Pero esos fueron números del 2018.

 

En el 2021 desde la sociedad le quitamos al oficialismo la posibilidad de modificar por sí mismo la Constitución. La coalición gobernante perdió 4.5 millones de votos en 3 años. Esa fue una expresión del sentir de la nación: uno que ustedes deben, también, considerar.

 

El martes ustedes pretenden votar una reforma electoral que es rechazada por las y los mexicanos, que incluye graves abusos, tuerce las reglas en favor del gobierno y que incluye fallas constitucionales graves.

 

La mayoría ha dicho que pretenden corregir los vicios constitucionales que aprobó a la fuerza la Cámara de Diputados.

 

No es suficiente.

 

La reforma tiene elementos muy nocivos que pretenden destruir a la democracia y a la libertad.

 

Algunos de ellos:

 

México no quiere a los partidos chicos. En la elección del 2021, de 300 distritos el Verde ganó uno y el PT cero. Este año ambos recibieron 950 millones de pesos. Ahora Morena quiere salvarlos: permitirles transferir votos (si yo voto por un partido ese se lo puede “regalar” a otro ¿mi voto?) y acceder a ¡más recursos! Esto implica legalizar la prostitución electoral.

 

El gobierno quiere que no se le critique en las elecciones y nosotros no aceptamos mordazas. Sin libertad, la democracia es una ilusión. Y la censura siempre atenta contra la libertad.

 

El gobierno quiere que sus corcholatas —sin ofender: así les dicen— sigan violando la ley haciendo campaña anticipada, abusando de los recursos públicos, y nosotros exigimos que se pongan a trabajar.

 

Hay un intento clarísimo para debilitar al INE y al sistema electoral. De aprobarse como está, implicaría el despido de 15 mil trabajadores, miembros del Servicio Profesional Electoral: personas dedicadas y conocedoras del funcionamiento del INE y quienes organizan las elecciones. Son altamente eficientes, honrados y confiables. Eso no le importa a un gobierno que demanda lealtad. Pero el INE no es gobierno: no debe desmantelarse.

 

En democracia se vale perder y ganar. Pero a la buena. No pedimos más y no aceptaremos menos.

 

El proyecto que quieren aprobar a toda prisa es un engendro inconstitucional.

 

No entraré en detalles, salvo en uno.

 

Les llega avalado por una mayoría servil de diputadas y diputados. Se les ordenó votar sin leer y lo hicieron.

 

Que sean indignos no sorprende, pero ofende. Su abyección afectó de inconstitucionalidad las leyes que votaron. El Congreso está para legislar (por sí mismo, en teoría) deliberar, analizar, discutir y aprobar. Pero aquí ni conocían lo que votaron. Ganaron la votación, pero perdieron la Constitución.

 

Ahora ustedes tienen una enorme oportunidad.

 

Los oficialistas: de no obedecer lo que se les ha ordenado. Rebelarse es de gente digna y libre de pensamiento. De inconformes, pero, sobre todo, de valientes.

 

No voten el martes. Son 450 artículos. No hay forma de estudiarlo. Los propios redactores de la legislación del berrinche tuvieron semanas y pusieron cosas ilegales, errores, barbaridades. Pospongan la discusión y hagan su trabajo. No es mucho pedir.

 

Los opositores tienen la oportunidad de avivar la resistencia de la sociedad y acercarse a ella. Manténganse firmes. Traten de sumar a más. Demos juntos la pelea.

 

Senadoras y senadores: tienen la oportunidad de definirse: por la democracia, por la libertad. Por un país mejor.

 

Defínanse en favor de la sociedad.

 

De su actuar la siguiente semana dependerá su reputación y, más, la forma cómo los verán sus hijas e hijos y todos nosotros.

 

Porque este es el país de todos nosotros: no de ustedes.

 

Pasará la votación, pero ustedes estarán en las calles, en parques, en aceras. Tendrán que soportar en público la consecuencia de lo que voten.

 

Lo sencillo en la vida es decir sí. El “no” lo pronuncian sólo las mujeres y hombres cuya integridad, independencia y congruencia los hacen pasar a la historia.

 

Juraron guardar y hacer la guardar la Constitución. Llegó la hora de honrar su palabra.

 

La nación se los demanda.

 

@fvazquezrig

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