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EL MÉXICO INFORMAL

Fernando Vázquez Rigada
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México necesita reducir su informalidad. Ésta no sólo le estorba: lo consume. 6 de cada diez trabajadores pertenecen al sector informal. 28 millones de mexicanos.

En otras palabras, la economía informal ha generado, en los últimos años, más empleos que la formal. Si a esa cifra le agregásemos 12 millones de mexicanos que han migrado a Estados Unidos y 8 millones de jóvenes que no estudian ni trabajan, llegaremos al vergonzoso techo de 48 millones de mexicanos que no han encontrado oportunidades aquí.

Esta cifra colosal es más que una estadística: es una radiografía.

Por un lado, explica la persistencia de la pobreza. Según la OIT, cerca de 74% de los trabajadores informales de América Latina, pertenecen al 20% más pobre de la población. México tiene la tasa más alta de informalidad del continente. Dentro del país, los estados que tienen más informalidad registran el doble de pobreza. Dos terceras partes de los jóvenes menores de 24 años trabajan como informales.

Con un volumen alto de informalidad, la economía se vuelve muy frágil e ineficiente. De acuerdo al INEGI, en su última medición del tema (2012), el 25% del PIB proviene de la economía informal. 1 de cada 4 dólares. Algo así como 384 mil millones de dólares.

Estos negocios no pagan impuestos. Estos trabajadores no reciben beneficios de seguridad social, con excepción del seguro popular.

De ahí la fragilidad de la estructura fiscal del país, que explica por qué somos los peores recaudadores de la OCDE y uno de los más débiles de américa latina.

Explica, también, por qué estamos incubando una bomba de tiempo. Los trabajadores informales no tienen acceso a ahorro para el retiro ni, por lo mismo, a pensiones. No reciben incentivos a la productividad. No obtienen reparto de utilidades. Ni capacitación.

Si la productividad en el México formal es raquítica, en el informal es nula. Consecuencia: el país no produce lo que podría, lo que debería. Eso se traduce en desperdicio: de recursos. De dinero. Peor: de oportunidades.

Pero esos trabajadores, esos 28 o 40 millones de mexicanos, llegarán a viejos. Una vejez cruel y fría. Sin pensiones. Sin ingreso. Con una atención médica limitada (como es la del seguro popular)

Por su parte, las empresas informales no tienen acceso a créditos, lo que limita gravemente su crecimiento, cuando no su supervivencia.

El esfuerzo del ejecutivo para incorporar a la formalidad empresas y trabajadores está concebido para dar beneficios fiscales, treguas, descuentos. A cambio, se dan dos incentivos: incorporar a estos trabajadores a las redes sociales de protección y entrar en los beneficios del crédito: de ahí el anuncio de una bolsa a MPYMES de 20 mil millones de pesos por la banca privada.

Los incentivos son buenos, qué duda cabe. Pero la mejor receta para hacer de lo informal formal es que la economía crezca, y lo haga de manera sostenida, ordenada, y regulada.

@fvazquezrig

Comentarios

comentarios

1 Comment

  1. Hugo Palafox dice:

    Estimado Fernando:

    Leo con interés tus acertados comentarios sobre economía y política y justo por lo atinado de tu análisis es que seguramente fuiste invitado al Panel en Boston. Eres un orgullo para Veracruz. Mi reconocimiento y felicitación. Un abrazo y mucho éxito.

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