Fernando Vázquez Rigada
“El problema de Peña es que no entiende que no entiende”. La frase lapidaria de The Economist cimbró a la casa presidencial y disparó las alarmas entre los operadores mediáticos del presidente.
Era el segundo misil de la semana. Antes, The Wall Street Journal reveló otro conflicto de interés. Peña había comprado una casa en Ixtapan de la Sal a un consorcio empresarial que luego sería beneficiado con contratos millonarios tanto en el gobierno del estado de México como en el Federal.
Cada vez es más palpable que hay una hemorragia de capital político que se ha convertido en anemia y que puede ser terminal para el gobierno federal.
La preocupación del gobierno es mayúscula, pero desenfocada.
Cada día, a toda hora, las plumas más independientes del país hemos señalado la gravedad de las conductas que se destilan bajo los conflictos de interés del primer círculo presidencial.
Pero no importa.
Importa lo que digan afuera. La opinión internacional. Los círculos financieros. El club de democracias.
Hay una suerte de desprecio por la crítica interna, como si las elecciones se ganaran afuera. Como si quienes padecen los yerros estuvieran allende nuestras fronteras. Como si importara más la opinión del vecino que el azoro en casa.
Por eso se recurre una y otra vez a la OCDE, al FMI, al Banco Mundial para tratar de tranquilizar, inútilmente el desfondamiento del prestigio y el liderazgo social.
Hay un interés específico en la casa presidencial: hay que recuperar el lustre del país afuera.
Pero no entienden que la imagen sólo es una proyección de lo que ocurre.
La grave crisis del país no es una de comunicación, sino de ética en el ejercicio del poder.
Hablar de combate a la corrupción es absolutamente irrelevante si no se combate a la corrupción. Afirmar que se busca la modernización del país no lleva a la modernización si no se hace un compromiso en política pública para rendir cuentas, ampliar la división de poderes, fomentar el ejercicio de las libertades, respetar la ley y profundizar la democracia.
En el mundo pequeño de la burbuja presidencial, se siguen rumiando las hipótesis de quien filtra los hechos, cuando lo que importa es la existencia de los hechos.
Y ahí, justamente, reside la paradoja fundamental. El mundo de afuera seguirá reportando, simple y sencillamente, el desastre del mundo de adentro.
2 Comments
Fer:
Debes registrar esa frase con la que incias tu brillante analisis de hoy…
…EL PRESIDENTE NO ENTIENDE QUE NO ENTIENDE….
Es lo mismo decir….. ESTAS VIENDO Y NO VES….(jajaja)
Abrazo y felicidades.
Fer, excelente análisis!.. Centras muy bien que el probkema no esta en los medios para atenderlo, sino en la necesidad de dirigir la estrategia a las causas q han dado pie a viralizar los tópicos q hoy tienen en crisis a la imagen Presidencial y por ende a México en el exterior…