DESAPARECIDOS
abril 13, 2025

EL MUNDO INJUSTO

Fernando Vázquez Rigada

 

El avance feroz del populismo en todo el planeta y el desmantelamiento de la democracia es una consecuencia de un sistema injusto de repartición de riqueza y oportunidades.

Hay una percepción mayoritaria de que la democracia, que vino acompañada por la globalización, se ha quedado corta en la distribución de resultados positivos para la gente. Se percibe un sistema torcido y parcial.

Hay razones para ello.

La gran crisis financiera del 2008 fue la demostración que el sistema global no era parejo. Pagaban justos por pecadores. Los grandes banqueros fueron rescatados mientras la gente perdía sus casas y su patrimonio.

El crecimiento industrial, potente pero desbocado, devastó el medio ambiente. Por una parte, produjo una nueva casta de ultra ricos —de Estados Unidos a China, y de México a la India. La pobreza se redujo, pero castigó cada vez con mayor fuerza a una clase desprotegida que dependía de los recursos naturales o que vio cómo los productos de primera necesidad se encarecieron.

Luego vino la pandemia. Ahí, la pobreza se volvió a disparar. Hay 1,200 millones de seres humanos que no tienen salud, padecen hambre, carecen de estudios o no tienen luz ni agua.

La más reciente estimación de Forbes revela el grado de desequilibrio: la fortuna de los 10 hombres más ricos del planeta equivale a todo el PIB de México.

El hombre más rico del mundo, Elon Musk, posee una fortuna de 342 mil millones de dólares. Hizo, en un año, 147 mil millones de dólares. Su fortuna personal es equivalente al ingreso anual de 468 millones de pobres.

Más: en un año, el número de personas con más de mil millones creció en 247. Hay en total, 3,028 personas que tienen acceso a esa elite. Estos tres mil poseen fortunas acumuladas de 16.1 billones de dólares: más que el PIB de cualquier país del planeta con excepción de China y Estados Unidos.

Pero se abrió, dentro del club, un nuevo grupo híper exclusivo: los que tienen más de 100 mil millones de dólares: 15 miembros.

Cruel realidad: del COVID a la fecha crecieron de manera acelerada la pobreza extrema y la riqueza extrema.

De esta forma, no es imposible entender porque la mayoría de las personas perciben que este sistema de acumulación es injusto.

La riqueza se ha vuelto arrogante y en muchos lados ocupa ya posiciones prominentes de gobierno. Con ello, se confirma que las elites juegan para sus intereses y que el servicio ha dejado de ser público.

En gran medida, los gobiernos desprotegieron la inversión para desarrollar infraestructuras que permitieran generar más empleos. Se expandió la informalidad y se consintió la degradación de la calidad de las redes de protección social.

Hay decenas de estados capturados: por los ultra ricos o por el crimen.

Ahora, el populismo y el autoritarismo avanzan sin freno.

El voto masivo por los demagogos ha hecho que la libertad esté en peligro de extinción, que la democracia agonice, mientras que las causas que originaron esta devastación siguen intactas.

Vendrá una nueva era de decepción, de descontento.

Y de explosión.

 

@fvazquezrig

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