Por Fernando Vázquez Rigada
Y el mago todavía tenía liebres en la chistera.
Carlos Slim hizo una jugada de fantasía. Al anunciar que vendería activos suficientes de América Móvil para dejar de ser preponderante, el magnate mexicano tira una pelota que toca varias bandas.
Primero. Crea su propia competencia, el vender a un solo comprador con alta capacidad tecnológica e intensivo en capital. Esto apunta a uno de los grandes jugadores internacionales, excluyendo a Teléfonica, como ATT, Sprint o una empresa europea. Slim necesita vender y tener competencia real para evadir la preponderancia. Con ello, el comprador se convertirá en la segunda empresa nacional de telefonía y sus rivales, Iusa/Televisa, se irán al fondo de la tabla de posiciones.
Segundo. La venta de activos podría implicar un monto de 20 mil millones de dólares. Una cantidad suficiente para entrar en otros negocios, incluyendo la generación de contenidos televisivos, inversión en otros países o diversificación de sectores.
Tercero. Al salir de la preponderancia, Slim podrá mantener el jugoso cobro por interconexión, que representa el 22% de sus ganancias.
Cuarto. Se libra de la imposibilidad de transmitir video en sus redes, como lo impedía su título de concesión. Esto significa que entrará de lleno al terreno de la televisión restringida, que es el segmento realmente apetitoso de la televisión. La utilidad de Televisa en el segundo semestre se incrementó en 12.6% en televisión restringida pero decreció 23.8% en abierta.
Quinto. Se evapora la restricción de adquirir contenidos exclusivos. Slim compró con anticipación los derechos exclusivos de las olimpiadas de Brasil. Ahora podrá explotarlos.
Sexto. Abre la puerta a participar en televisión abierta, aunque ese no es un su interés por el momento. No lo es porque parece ser un negocio poco redituable. Slim sólo entrará si considera que requiere de un resorte de poder noticioso como palanca política.
Séptimo. Utiliza su rodillo económico para contrarrestar el rodillo político de Televisa. El congreso aprueba una ley a la medida de la televisora, y Slim, con esas reglas, recurre al efecto judo y cambia las coordenadas del juego de las telecomunicaciones. Habrá más inversión, porque la entrada de un jugador internacional presiona la competitividad de todos los jugadores y, en el caso de la televisión restringida, Televisa enfrentará un escenario que no había anticipado.
¿Nos beneficiaremos? Pienso que sí. La entrada de un jugador nuevo a la telefonía es una buena noticia. Habrá mayor inversión y competencia. Telmex tendrá que seguir invirtiendo para mantener un liderazgo sin preponderancia. Competencia implica que bajen las tarifas para los consumidores. Que Televisa cuente con un competidor serio en televisión restringida promoverá la competencia, el desarrollo tecnológico y la multiplicación de inversiones. Habrá quien se interese en las 2 nuevas cadenas de televisión y el estado tendrá más incentivos para generar una cadena pública de calidad.
Y, finalmente, el poder político quizá entienda que puede tener poder, pero no todo el poder.