01/03/2006
El liderazgo indiscutible de la carrera presidencial lo ostenta Andrés Manuel López Obrador. Su nivel más bajo –Demotecnia- es de 36 puntos. El más alto –Covarrubias-, 42 puntos. López Obrador parece flotar en ese rango. El promedio de las encuestas lo ubicaría en 39% de las preferencias: un rango con el que, de no despeñarse ningún adversario –y eso no parece avizorarse- lo conduciría a Los Pinos.
Bajo las encuestas se oculta algo muy importante: ha cambiado, de un año a la fecha, la percepción de los mexicanos. En agosto del 2005, López Obrador encabezaba las encuestas, pero los mexicanos creían que el PRI resultaría triunfador. Hoy no es así: ya casi la mitad del electorado, independientemente de por quien vaya a votar, cree que López Obrador será presidente. Este dato es muy relevante: se está generando, no una tendencia, pero sí una percepción mayoritaria con respecto al desenlace.
Marzo será un mes determinante para romper con un impasse que sólo beneficia al líder. Al igual que en una pelea de box, el campeón sólo tiene que empatar la contienda para quedarse con la corona. Por lo mismo, López Obrador se cuidará de no caer en errores mayúsculos.
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