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LECCIONES DE CALIFORNIA

Fernando Vázquez Rigada

 

 

¿Cómo sacar a México de la pobreza?

 

Hay muchas formas de llegar al desarrollo. Todas tienen, sin embargo, un común denominador: mercados organizados por instituciones.

 

Crecer de manera sostenida implica desatar toda la energía de un país en torno a ese propósito. Por lo mismo, la sola fuerza del estado puede lograrlo. Tampoco el mercado sin regulación.

 

Los modelos exitosos son muchos. China ha sacado a 700 millones de personas de la pobreza con un capitalismo de estado. Finlandia basa su éxito en la educación. Suecia tiene una sociedad muy equitativa gracias a un estado que recauda y redistribuye mucho. Singapur nació apenas en 1965 como país. Desde entonces su PIB per cápita pasó de 500 a 56 mil dólares, gracias a un liderazgo muy fuerte y a inversiones masivas en infraestructura y en capital humano.

 

En suma: la forma de organizar la economía importa. Las instituciones pesan.

 

California fue parte de México. Hoy, su economía es 150% más grande que nuestro país y su PIB per cápita es 7 veces superior. Es la 1ª economía de Estados Unidos y, si fuera un país, sería la 5ª economía mundial.

 

California es el ejemplo de una nueva economía y las posibilidades que desata. Más que sus abundantes recursos, basa su éxito en una palabra: talento.

 

Los recursos naturales, lo saben México y Brasil, no bastan para generar desarrollo. El conocimiento sí.

 

Dos industrias son íconos de California: la cinematográfica y la tecnológica. Ambas dependen del talento humano.

 

La innovación no es una novedad ahí: es un distintivo. A mediados del siglo pasado se fundaron en ese estado dos empresas que cambiarían a los mercados: Mc Donald´s (comida rápida) y Visa (tarjetas de crédito).

 

Pero la innovación implica un reto: no se detiene ni concluye jamás. California vio la ola que venía. A partir de los 70´s apostó a generar espesos enjambres interconectados de universidades, institutos de investigación y empresas. Así, fomentaron la inventiva, la curiosidad, el desafío intelectual. Hicieron algo más, generaron regiones enteras y entornos institucionales propicios a la apertura de negocios.

 

El ecosistema que derivó de este esfuerzo es conocido en todo el mundo: Silicon Valley. Ahí se han generado las más importantes innovaciones que, literal, han transformado la vida de millones de personas y en gran medida la forma como el planeta se interrelaciona, produce, se informa y se entretiene.

 

La lista de empresas que se asientan en California es su carta de presentación: Google, Apple, Intel, Facebook, Alphabet, Disney.

 

De la continua innovación y de un gobierno volcado a fomentarla, se desarrollaron ahí ya no marcas sino conceptos que influyen en la forma como vivimos: Netflix, Uber, Telsa.

 

El modelo reside en instituciones y leyes: California tiene una férrea protección ambiental, una política abierta a la migración, al respeto a la diversidad y a las libertades. Vivir en California tiene un costo: muy altos impuestos y costos de vida elevados.

 

Todo este logro gira en torno a una palabra: educación.

 

El estado es sede de la Universidad Singularity, una fusión -dicen sus creadores- entre la NASA y la Madre Teresa de Calcuta. Rompe la currícula académica tradicional para expandir los alcances del conocimiento y la creatividad mezclando disciplinas.

 

California tiene un PIB de 3 billones de dólares (150% más que México). Su PIB per cápita es de 76 mil dólares: más de 7 veces superior que el ingreso de las y los mexicanos.

 

La lección parece ser clara. Si quieres destruir a un país, destruye su educación y sus instituciones.

 

Luego, siéntate a esperar.

 

@fvazquezrig

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