Fernando Vázquez Rigada
En elecciones nadie gana: alguien pierde.
La fórmula del éxito: una buena estrategia y cometer el mínimo de errores. Luego, aprovechar al máximo los del contrario.
El presidente cometió un grave error el viernes. Sus consecuencias pueden ser anchas, largas y profundas.
El plano electoral ha cambiado notablemente. El triunfo opositor era poco creíble. Luego fue posible. Hoy es probable.
La probabilidad de una nueva alternancia se explica por 7 factores.
Las oposiciones hoy tienen ya organización, programa (a medias) y liderazgo.
El error del Presidente fue bien capitalizado. No sólo fue sintomático: lo desnuda; en su autoritarismo, pero también en su temor. La tormenta de bots del domingo contra Xóchitl habla de que la elección se está moviendo y de que hay inquietud real: nadie ataca a un muerto.
Esto no significa que la elección está resuelta, pero está en disputa.
Un gran avance.
La suma de factores quizá haga que López Obrador replantee su decisión de nominar a Claudia Sheinbaum. Su postura se endurecerá. Tratará de cerrar filas, comprar, perseguir, reprimir para, como Jalisco, si no gana, arrebatar.
Las oposiciones, por su parte, deberán entender que tienen un voto en tercios. Uno es el de los partidos. Otro el de la sociedad civil anti AMLO. No alcanza. Falta llegar a desencantados, abstencionistas y voto blando de Morena. Se puede. Pero hay que seducirlos.
El peor error sería pensar que la espuma de estos días es permanente y es definitiva. Sin conectar con mujeres, jóvenes y sin ofrecer esperanza a los más necesitados, los votos no alcanzarán para forzar la alternancia.
Si se entiende que hoy se está uniendo y movilizando a quienes ya estaban convencidos, pero divididos, de votar en contra de Morena, se tendrá un gran avance. Siempre se empieza por solidificar la base. Eso exige no creer el espejismo de que la base es todo el electorado.
Tampoco hay que caer en su trampa. La elección no debe ser sobre AMLO, sino sobre las y los mexicanos. Y las y los mexicanos incluyen a una mayoría (nos guste o no) que aprueban las actuales políticas, aunque no necesariamente siempre vayan a votar por Morena. Una mayoría que va a definir la elección.
Falta mucho. Se trata de no cometer errores.
Nadie gana, alguien pierde.
@fvazquezrig