TRITURADORA
mayo 18, 2025

RUMBO A LA QUIEBRA

El gobierno comienza a tener serios problemas en sus finanzas públicas. Hay lentitud o torpeza en la ejecución de procesos y problemas de liquidez.

Lo primero se refleja con el desastre inacabado de la compra de medicinas. El fallo ha sido pospuesto al último día de este mes. Fallo, que no distribución. La a escasez se extenderá hasta fines de año. La megafarmacia fue una burla. El IMSS pospone cada año 128 mil cirugías. Mexicana no vuela. El Tren Maya no traslada pasajeros. En fin: la historia interminable.

Pero, abajo, se encuentra también un grave problema de finanzas públicas.

Para efectos prácticos —que no técnicos—estamos en un ciclo recesivo. Técnicamente, la recesión se libró por 0.16%. La inflación tuvo un pico la última medición: aún en rango, pero alerta. En un descuido nos vamos a un estancamiento con inflación: estanflación.

La inversión está paralizada. Nos ha salvado el consumo, pero eso no puede durar mucho.

Los programas sociales siguen a tope. Se aumenta su amplitud y se bajan las edades de beneficiarios en una demografía que envejece. La semana pasada se anuncia un incrementó del 9% al salario de maestros, retroactivo a enero, faltaba más.

¿Cómo se está financiando esto?

Con deuda.

Los datos no mienten y no hay otros.

En el 2017 la deuda era de 10 billones de pesos. López Obrador la llevó a 17.4 billones. Un barril sin fondo.

El costo es doble.

Primero, financiero: con Peña Nieto, el país pagaba por concepto de intereses 373 mil millones de pesos anuales. Hoy se paga el triple.

El primer trimestre de este año se desembolsaron 303 mil millones de pesos en pago de intereses. En todo el año, se pagará 1.15 billones.

No hay freno.

Según el FMI, en el sexenio de la Presidenta Sheinbaum la deuda se incrementará en 9 billones más. Los intereses serán cada vez mayores.

¿Por qué?

Por el costo en credibilidad que traerá la reforma judicial.

También, por el quebranto de las empresas públicas. Ya hablé de algunas. Pero los verdaderos elefantes son Pemex y CFE. La primera perdió 620 mil millones de pesos el año pasado. CFE, 271 mil. A esto hay que sumarle la deuda de Pemex a proveedores: un billón de pesos más.

La suma de factores, tarde o temprano, traerá pérdida de calificación y eso hará que paguemos más por intereses.

¿A cuanto llegaremos?

No lo sé. Sí sé cómo acaba la historia. Hay que revisar el sexenio de José López Portillo para entenderlo.

Y recordarlo.

Y, ojalá, evitarlo.

@fvazquezrig

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