09/01/2011
El año comenzó con la toma de posiciones políticas de los partidos con miras a la sucesión presidencial. En una semana, se han despejado las interrogantes y se configuran los escenarios de futuro.
Los movimientos sucesorios pasan por tres coordenadas: renovaciones en los liderazgos partidarios, resultados de los comicios locales y reacomodos internos.
Por el flanco de las izquierdas, el panorama parece sombrío. Tres de las seis gubernaturas en disputa en este año son de Estados que actualmente gobierna el PRD y existe la alta probabilidad de que el sol azteca sea derrotado en las tres. En Bajacalifornia Sur las encuestas dan una holgada ventaja al candidato del PAN. En Guerrero hay una ligera ventaja para el candidato del PRI. En Michoacán el posicionamiento del Gobernador Leonel Godoy es cada vez más endeble. Si estos escenarios se llegaran a confirmar, resultaría que el PRD podría llegar a la contienda del 2012 sólo con el gobierno del Distrito Federal: una caída libre.
La decisión que tomaron las izquierdas con respecto a su candidatura en el Estado de México precipitaron los movimientos hacia adentro del PAN. Con Alejandro Encinas las izquierdas aseguraron dos cosas: la unidad interna y la ruptura con el PAN para una posible alianza. La última paletada a la tumba de la alianza la dio López Obrador al bendecir a Encinas. Las izquierdas van solas a la batalla del Estado de México y van, por tanto, a la derrota.
Hacia adentro, el artífice de la unidad fue Marcelo Ebrard. El Jefe de Gobierno sigue siendo la mejor opción para postular en 2012, pero debe superar primero el mesianismo de López Obrador y, después, encontrar la forma para superar la falta de estructura electoral en el país. Hay sólo una opción viable: amarrar la incorporación de cuadros ciudadanos que atraigan el voto independiente. La peor noticia para Ebrard es que quizá ni esa estrategia le sea suficiente para ganar si pierde el voto duro del Peje.
Pero la decisión de las izquierdas de mandar al diablo la alianza con el PAN en EDOMEX precipitó los movimientos del Presidente. En un acto reflejo, Calderón articuló un pre destape. El candidato del PAN será Ernesto Cordero. El Secretario de Hacienda ha colocado a sus hombres clave en Secretarías de alta importancia. Además, el Presidente operó la operación cicatriz hacia adentro del PAN para cerrar filas en torno al 2012. La llegada de Roberto Gil Zuarth responde a esa lógica. El PAN irá solo al Estado de México y correrá la misma suerte del PRD. Por lo mismo, el Presidente le apuesta a ir con todo el poder del aparato federal al 2012, enlodar al adversario, utilizar los instrumentos de seguridad para desbarrancar a los opositores y bajar una gran cantidad de dinero al electorado.
La decisión de Calderón fue forzada, también, por el crecimiento del PRI. Humberto Moreira ha salido solo a enfrentar la sucesión interna del tricolor. Su discurso no es el de Beatriz Paredes: cuasi intelectual y tan retórico que en ocasiones sus mensajes se pierden en las sombras de la cúpula. Moreira es claro, categórico, y directo. Utiliza un lenguaje de guerra y eso lo hace conectar con la mayoría del público.
La decisión de las oposiciones a Peña Nieto le abren el camino para llegar fortalecido a la definición del candidato por parte del PRI. El posicionamiento del tricolor y su Gobernador en el EDOMEX hacen poco viable un triunfo opositor por separado. Peña va solo a su ungimiento. Dentro de la liturgia priísta, quedan dos candidatos suplentes: el senador Manlio Fabio Beltrones y el propio Moreira. Todo lo demás son sueños de pescadores que arrullan el mar.
La gran ansiedad de México no es, con todo, lo que ocurrió esta semana. Es lo que vendrá.
Con la política anticipada, no habrá reformas importantes en el país. No habrá nuevas políticas públicas. No habrá toma de riesgos.
Flota en el ambiente la zozobra que provoca la confesión del Presidente Calderón a sus íntimos:
-Yo no voy a pasar a la historia como el Zedillo del PAN.
El Presidente está dispuesto a todo con tal de ganar. Y todo es todo.