Fernando Vázquez Rigada

Mayo 12, 2014

En el gobierno Federal se ha comenzado a procesar la tesis de un triunfo de la dupla Cordero/Oliva en la dirigencia nacional del PAN. Se trata de un escenario que era, hasta hace un mes, de baja probabilidad. Posible, pero improbable.

Hoy es distinto. Los números se siguen moviendo y no en favor de Gustavo Madero. Ernesto Cordero encabeza ya la contienda, y perfila un cerrado triunfo el domingo.

El apoyo del gobierno a Madero, su aliado en el camino de las reformas, no ha sido favorable dentro del grupo de la militancia panista, que valora altamente la independencia y la democracia.

Madero ha cometido varias pifias. Primero: cargar abusivamente los dados a su favor implicó polarizar a la militancia y alejar a los militantes de viejo cuño que no consienten la importación de prácticas electorales ajenas al panismo.

Segundo: su lenguaje y simbolismo rayan, a menudo, en lo soez. Madero no es Maquío ni es Fox. Dista mucho de serlo. Carece del empaque del primero y el carisma del  segundo. No proyecta ni liderazgo ni mucho menos visión y altura de miras.

Tercero: embestir a los gobiernos panistas de la alternancia fue un grave error estratégico, que lastimó a muchos grupos de poder. Alineó en favor de Cordero, entre otras figuras a Margarita Zavala y posiblemente a Emilio González Márquez. Madero no puede deslindarse de un plumazo de su corresponsabilidad en los gobiernos a los que ahora escupe. Fue diputado con Fox y Senador con Calderón: el entonces Presidente influyó para hacerlo coordinador parlamentario y presidente del Senado, cuando embistió contra Santiago Creel.

Cuarto: Madero habla del derrumbe electoral del PAN, ignorando que él condujo la más desastrosa campaña de su historia: la de Josefina Vázquez Mota en donde el partido pasó de gobernar a México a tercera fuerza electoral en la elección presidencial, perdió 14 senadores y 92 diputaciones con respecto a la cámara del 2006.

Quinto: el escándalo del debate no debate al asegurar que no se transmitiera lo exhibió como incapaz para debatir con Cordero. Después dejó plantados a periodistas a quienes había confirmado su asistencia para debatir.

Fuente panistas de primer nivel aseguran que la semana pasada, el poderoso estado de Jalisco se decantó en favor de Cordero. Eso garantiza casi la totalidad del bajío, además de Veracruz, Querétaro y Baja California Sur, entre otros estados.

La tendencia ascendente del ex secretario de hacienda y del ex gobernador de Guanajuato han hecho que el gobierno Federal plantee los cursos de acción política para que el impulso reformista siga.

Los Pinos está haciendo lo que mejor sabe: jugar a ganar. Y ganar significa, simplemente, estar listo para sentarse con quien triunfe. Falta una semana, y todo apunta a que habrá en la mesa un nuevo interlocutor.

@fvazquezrig

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