Fernando Vázquez Rigada
Junio 17, 2014
La comunicación política está cambiando a ritmos nunca antes vistos. Lo hace porque los seres humanos estamos modificando nuestros patrones de conducta, como respuesta al cambio tecnológico que nos permite comunicarnos, colaborar, entretenernos, producir riqueza de manera diferente.
El nuevo comportamiento humano se modifica por dos conceptos centrales: conectividad y portabilidad.
Una creciente franja de seres humanos tiene acceso a internet de banda ancha. Los avances tecnológicos han hecho que el internet sea accesible (casi) en cualquier sitio.
Habría que recordar que ya en el año 2012, de acuerdo al banco mundial, el 53% de la población vivía en zonas urbanas. Eso facilita el acceso a servicios como el internet.
Un estudio de la Sociedad de la Información ha revelado que en 2013 había 3 mil millones de personas con acceso internet: algo así como el 40% de la población.
Por ello, al hacerse masiva la tecnología de la información se ha hecho más accesible y más portátil. Hoy hay en el mundo 1,700 millones de smartphones, cifra que casi se duplicará de aquí al 2018, en que llegará a 3,300 millones. El ritmo de ventas por año es de alrededor de 600 millones.
El año pasado había más de 256 millones de tablets, de las que más de 100 millones eran Ipads.
Con estos dispositivos la gente está conectada todo el tiempo.
Como medio de evasión, la explosión de las redes sociales está generando nuevos tipos de adicciones. Hay 1,300 millones de usuarios de Facebook en el mundo, red social que consume más del 20% del tiempo que las personas pasan conectadas a internet. Para tener una idea, en México, por ejemplo, cada persona pasa casi 6 horas cada día conectada a la red de redes.
Por primera vez en la historia de la comunicación política en los Estados Unidos, los partidos destinarán el 35% de su inversión publicitaria en medios digitales.
El PSOE, en España, anunció que sale de la renta de espectaculares como medio publicitario.
En breve, las campañas podrán transmitirnos publicidad directo a los programas que descargamos en nuestra casa a través de Netflix, Sony, Apple TV o cualquier otro sistema de descarga. El usuario va dejando sus preferencias en cada click.
Por ello, Google, que personaliza las búsquedas de sus usuarios se lleva el 32% del monto de publicidad digital.
Llegar a un público que todo el tiempo expresa sus gustos, sus disgustos, revela quienes son sus amigos, es una tentación grande, muy grande para la oferta política.
Se acabó la era de los partidos. Se acabó la época de los candidatos. Viene la época de los electores. Agoniza la época de la comunicación masiva. Viene la comunicación ya no a la medida, sino ultra slim fit: pegada a la piel, para que nadie escape a sus encantos.