EL TENIENTE
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EL MUNDO NO PARA
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A LA DERIVA

Fernando Vázquez Rigada

Tristeza. Rabia. Desilusión. No hay palabras para describir este horror. Este tiempo confuso y cruel. Esta desorientación.

Se ha confirmado, tras más de 40 días, la sospecha terrible. Los 43 jóvenes de Ayotzinapa fueron ejecutados. La PGR confirma, otra vez tarde, otra vez carente de conclusión, lo que ya se había publicado. Aportó algunos detalles más: terribles, escalofriantes.

Los jóvenes fueron entregados a sus sicarios por quienes deberían proteger a la sociedad. Cumplían dos órdenes: la de un Presidente Municipal y la de otra autoridad: el jefe del Cártel. Cuando los entregaron a sus martirizadores, 15 ya iban muertos. Por asfixia. Fueron interrogados, en un recuento de horror. Luego, masacrados. Puestos sobre una cama de llantas. Rociados sus cuerpos inertes con gasolina, con diesel. Todo en un basurero.

En un basurero. Donde se depositan los desechos de un país enfermo y extraviado.

Basura: así de grande el desprecio a la vida. La crueldad. Lo inhumano.

Ardieron los cuerpos 15 horas, en una hoguera de corrupción e incompetencia. 15 horas: cuando todo el país, y el mundo, sabían que habían desaparecido.

Sus restos fueron machacados por órdenes de un superior, depositados en bolsas de desechos y arrojados a un río.

Se sabe que la PGR tenía la información al menos desde el pasado miércoles. No informaron por absurdo cálculo político. Esperaron a la tarde del viernes, para, según ellos, diluir el impacto de una noticia terrible, alarmante, vergonzosa. Como si el fin de semana los salvara de la reacción de rabia e indignación de una sociedad harta y de un mundo azorado.

Lo hicieron el viernes para que el presidente pudiera irse en paz a su viaje internacional. Deja a un país en llamas y en lágrimas. Se va porque da igual su presencia o su ausencia. País sin liderazgo, a la deriva, abandonado.

Los detalles de la PGR abonan a la certeza de una autoridad ausente e inepta. El estado llegó tarde y llegó mal. La desaparición de más de 50 seres humanos hubiera accionado los resortes de seguridad nacional de cualquier estado decente. Pero éste no lo es. Y llegó mal: porque , titubeante, no ha atinado a tomar el control de una crisis que hace que las instituciones se desmoronen y que la irritación social sea contenida. La esposa de Abarca está arraigada, porque no se pudo acreditarle ningún delito que ameritara orden de aprehensión del juez. La mujer que los escondió salió bajo caución: porque no se le considera cómplice, encubridora, de un crimen que ha conmovido al mundo entero.

La cápsula que aísla al ejecutivo lo asfixia. El gabinete dio de sí. Lo hechos son incontrovertibles. Hay una economía estancada. Una gobernabilidad comprometida. Una transparencia inexistente. Hay, sobre todo, la negativa a corregir: el acto más bochornoso es la cancelación de la licitación por opacidad del tren rápido México-Querétaro sin que se castigue a los responsables: monumento a la impunidad en un país que desfallece de ausencia de justicia.

El mar está embravecido. La nave cruje. La tripulación no acierta a controlar la nave. Los pasajeros tienen miedo y odio. Y el timón está suelto.

@fvazquezrig

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