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La Política del Odio
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La elección HOY

 

27/02/2012

Hemos entrado en la etapa de silencio que sólo anuncia la tormenta que vendrá a partir del primero de abril. Ante las notables imperfecciones de la ley, sus vacíos no hacen sino incrementar la incertidumbre y la discrecionalidad. Mal camino para la democracia mexicana.

Las fotografías de salida con las que contamos hablan de una contienda de tres. Las principales encuestadoras del país coinciden en lo general en sus datos: la elección presenta un claro puntero: Enrique Peña Nieto tiene una ventaja de entre 13 y 19 puntos con respecto a Josefina Vázquez Mota, quien en todas las mediciones ocupa el segundo lugar, superando a Andrés Manuel López Obrador.

Hay dos excepciones a estas mediciones: la de Mercai, que trabaja con el PAN, que reduce la ventaja entre Peña y Vázquez Mota a sólo 4 puntos y desploma a López Obrador, y la de la empresa Covarrubias, que trabaja para López Obrador y que lo coloca en segundo lugar, tres puntos arriba de Vázquez Mota.
Descontando estas dos mediciones, que pudieran estar influenciadas, todas las demás coinciden en señalar un puntero, una disputa por el segundo lugar y un mercado de indecisos de alrededor 20% .

Para entender la magnitud de la diferencia, habría que señalar que, calculando una participación del 70%, cada punto porcentual equivale a 540 mil votos. En otras palabras, en este momento Peña gozaría de una ventaja de entre 7 y 10 millones de votos.

Sólo que hay un problema. La elección no es hoy. Las campañas no han iniciado y habrá factores que influirán sobre electores que no han decidido y otros que cambiarán su voto.

Con todo, Peña posee ventajas importantes. Su ventaja se reducido pero no esfumado. Es administrable. El candidato del PRI no ha tenido un solo spot en medios electrónicos ni ha podido hacer eventos abiertos. Lleva mucho tiempo en el liderazgo de la contienda. Logró conservar la unidad del PRI y ha demostrado ser un operador electoral eficiente. Por otro lado, sin embargo, sus opiniones negativas han crecido entre 6 y 8 puntos. Es muy conocido, lo cual dificulta su crecimiento. Ha cometido errores. Se ha demostrado vulnerable. Gobernadores aliados suyos han enfrentado, enfrentan o enfrentarán duras crisis que ablandarán el poderío regional del tricolor. Falta la embestida federal contra ex gobernadores que pretenderán ahuyentar al voto independiente.

Peña es carismático: apostará a su atractivo e imán personal, a la operación de la tierra y al hartazgo ciudadano contra el PAN para administrar su ventaja. Peña no puede bajar más. Si rompe el piso del 38% de intenciones, la elección estará en riesgo para el PRI.

Josefina Vázquez Mota goza hoy de una burbuja de popularidad por su triunfo en la interna del PAN. Es una política con buena imagen y más: es mujer. Josefina logró resistir el embate del aparato calderonista y doblarlo. Sus opiniones positivas aumentaron 12 puntos de noviembre a la fecha. Gozó de 400 mil spots propios, con su figura y voz.  El PAN tendrá más dinero que cualquiera y ha tendido estructuras terrestres importantes particularmente en el norte y centro del país. Aún no toca el techo de conocimiento, lo que le ayudará a crecer.  Sin embargo, Vázquez Mota enfrenta el desgaste del gobierno, la terrible crisis que sacude al país y los excesos del presidente. Su desventaja no es menor. El periodo de silencio le afectará e interrumpirá su crecimiento.
Las limitaciones de la ley harán imposible que una campaña similar a la del 2006 se repita. Más importante, hasta ahora, Vázquez Mota carece de mensaje. O Vázquez Mota conecta con el electorado indeciso, consolida a su base y se da a conocer pronto, o el tiempo no le alcanzará. Primero, Vázquez Mota debe deshacerse de López Obrador (de ahí que traten de borrarlo con una estrategia de efectismo mediático) y luego ir en pos de Peña. Si no lo logra en la primera etapa de su campaña, perderá la elección.

Andrés Manuel López Obrador ha logrado mantenerse vigente en la contienda. No ha crecido, pero no ha disminuido. Hay cuestiones que no hay que perder de vista: primero: logró mantener la unidad de la izquierda y sumar a todas las corrientes. En un esfuerzo de imaginación política ha estado postulando al Congreso a figuras trascendentes, especialmente en el norte y en el pacífico.
La congruencia juega del lado del famoso peje. Su discurso apela a todos aquellos valores que México ha perdido. Sus negativos han disminuido sensiblemente (10 puntos de noviembre a la fecha ubicándose en 24) lo que demuestra que su mensaje está funcionando. Pero López Obrador no logra penetrar en segmentos clave del electorado. Persisten negativos altos que deberá abatir, y deberá hacerlo pronto. No posee estructuras propias más allá del centro del país. Carece de recursos. López Obrador apuesta todo a la tierra y a la operación de sus comités. Lo hizo ya en el Estado de México y perdió.
Igual que Peña, sin embargo; López Obrador no ha tenido acceso a spots. Su campaña, como la de Peña no ha arrancado. Juega en su favor la desmoralización de la sociedad y la evidente injusticia que hace erupción en todo el territorio. Si López Obrador crece en el primer mes de campaña, se meterá de lleno a la elección. Si no lo logrará, la perderá.

Así pues, la elección marca ya los puntos de las coordenadas de arranque. La elección está lejos de estar decidida. Habrá creatividad, sorpresas, golpes, errores. Habrá, también, mucho dinero. Pero hay un factor que será clave para los tres candidatos: tiempo. El mismo que, cuando se va, no regresa jamás.

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