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LA VIDA NO VALE NADA

FERNANDO VÁZQUEZ RIGADA

 

En México, la vida no vale nada. Al menos, la de los mexicanos comunes: como usted, como yo.

El impulso represivo y autoritario del gobernador de Puebla ha quedado (casi) impune. Un funcionario excesivo, Rafael Moreno Valle, ha visto devorar su inteligencia –que la tiene- por su soberbia –que le sobra.

Y en política la soberbia mata.

El gobernador erró de época. Hubiera sido preclaro en los tiempos de su padre (gobernó Puebla a partir de 1969). Pero no: vive en el siglo XXI y en el México de la alternancia.

El patrimonialismo es, diría Daniel Cosío Villegas, su estilo personal de gobernar. Hábil, con dinero ajeno, ha ido cooptando a los diferentes actores políticos que se le oponen. Ha aplastado medios. Ha perseguido disidentes. Ha excedido sus facultades. Usa y abusa de los recursos públicos para promocionar su imagen: más de 124 millones de pesos solo durante su informe de gobierno. 13 días de exposición: 9.5 millones de pesos por día.

Gracias a su control sobre el congreso, Moreno Valle hizo pasar una ley ominosa: popularmente conocida como ley bala, que permite el uso de armas no letales para preservar el orden público. En otras palabras: disolver manifestaciones públicas mediante el uso de la fuerza.

La ley se estrenó con la muerte de un niño. Tenía 13 años. José Luis Tehuatle, su  nombre. Falleció tras ser impactado en la cabeza por un proyectil.

El gobierno del estado de Puebla implementó, paso por paso, el manual de cómo no se debe atender una crisis. Primero negó los hechos. Luego los minimizó. Deslindó su responsabilidad y culpó a los manifestantes de haber matado con un cohetón al niño. El gobernador se negó a dar sus condolencias a los deudos. Menos fue al velorio. Compró peritajes para sustentar su versión. Trató de mantener su mentira en los medios nacionales, mediante un despliegue comunicacional importante aunque poco creíble.

Pero la Comisión Nacional de los derechos Humanos zanjó el diferendo público. Moreno Valle había mentido. Sus hombres eran culpables. El niño había muerto al ser impactado por una granada lacrimógena.

La Comisión recomendó que el gobernador se disculpara públicamente, que se abrieran procedimientos administrativos contra los responsables, y la formación de una fiscalía especial.

Una disculpa. Ahí llega la responsabilidad de un gobernador en México. A pesar de que hay un niño muerto. De que se encubrió a los responsables. De que se intentó obstruir a la justicia. De que se destinaron recursos públicos para avalar el montaje oficial.

Una disculpa. Un procedimiento administrativo que terminará en amonestación para los jefes y cese para los policías de a pie. Una fiscalía especial que dependerá…del gobernador.

La vida, en México, no vale nada. Termina como acaba: llorando. Al menos para algunos. El muerto era de Chalchihuapan, no de las Lomas Chapultepec. Se apellidaba Tehuatle, no Azcárraga, ni Moreno Valle.

Lo mataron en julio y en septiembre se exhibe una operación estatal para encubrir un crimen, culpar a las víctimas y negar el acceso a la justicia. El complot tendrá, sin embargo, consecuencias. El gobernador podrá ir a la tumba del niño de 13 años José Luis Tehuatle, asesinado por brutalidad policial,  y decirle:

-Usted dispense.

@fvazquezrig

 

 

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