19/07/2009
Sin lugar a dudas, el gran perdedor de las elecciones del 5 de julio es el Presidente Calderón. En su caída, arrastra al PAN. No cae en un bache: resbala al precipicio.
Calderón pierde porque cambió su agenda. Se postuló como Presidente del empleo y terminó como Presidente de la inseguridad en la era de peor desempleo. Este tema, la seguridad, no es su mayor preocupación: es su única preocupación. El Presidente se convirtió en un Presidente monotemático. Creyendo en el espejismo de su aprobación, convirtió la elección en un referéndum. Mandó a su partido a pedir a los ciudadanos apoyarlo y le dijeron “no”. No al menos, en lo que aparece como una obsesión.
El PAN retrocede 12 años en su nivel de votación. En 1997 obtuvo 26.6% de los votos. Peor: su voto duro se vuelve blando: pierde el bajío, central para su poder. Es derrotado en San Luis, Querétaro, Guanajuato, Guadalajara Cuernavaca, Naucalpan y un largo etcétera. El PAN quiso denostar pero no proponer. Apostó a un lodazal que se convirtió en arena movediza que lo engulló.
La izquierda se fractura. El PRD sufre su peor derrota de toda la historia. Cae a 12%. El PT y Convergencia están atrapados en una paradoja: son despedazados por Andrés Manuel López Obrador y son salvados de la desaparición por López Obrador. En todo caso, el futuro previsible de la izquierda es partirse en dos fracciones que rondarán, cada una, alrededor de 9% de preferencias. Malas noticias para el país: se perfila un bipartidismo en un país que no cabe en una dicotomía.
El sistema de partidos es otro perdedor. Sumada la abstención con el voto nulo, el Partido de la Desilusión Democrática obtiene 60.3%: 22% por encima del PRI triunfador. Bajo el voto nulo, un fenómeno urbano y joven, se encuentra la certeza del voto inútil. El sufragio sirve para elegir, pero no para transformar: un llamado de atención a la clase política.
El gran triunfador es el PRI. Obtiene 37% de los votos y, si coagula su alianza con el PVEM, tendrá, por primera vez desde 1997, mayoría absoluta en la Cámara Baja. En número de votos, el PRI obtiene más de 12 millones y medio, rebasando los que obtuvo en la elección Presidencial. Mucho influyó en el resultado la operación de los Gobernadores, cierto, pero también el hartazgo por un gobierno que no gobierna y la selección de buenos candidatos. Sólo eso explica que el PRI arrase ahí en donde no hay Gobernadores. Morelos, con Gobernador panista, arroja carro completo para el PRI. El fenómeno es, pues, más complejo y más profundo.
En Veracruz, el PRI triplica su bancada, obtiene un millón cien mil votos y descabeza al PAN y a Convergencia. Hay cuatro triunfadores indiscutibles dentro del proceso veracruzano: Fidel Herrera Beltrán, Javier Duarte, José Yunes Zorrilla y Salvador Manzur.
Fidel Herrera resucita al tricolor. De ganar por 26 mil votos la Gubernatura y de tener sólo 6 diputaciones federales, hoy posee una maquinaria electoral formidable. El PRI aumenta en 200 mil votos la votación del 2006 y en 400 mil la del 2003. El PRI veracruzano se erige como la segunda fuente de votos más importante a nivel nacional para el PRI, sólo detrás del Estado de México. Además, Herrera Beltrán tendrá, incluyendo los plurinominales, una bancada de entre 19 y 21 legisladores: una fracción legislativa en sí misma, superior a las actuales bancadas de cualquier partido político, con excepción de PRI, PAN y PRD.
Javier Duarte obtiene 75,582 votos: una verdadera máquina electoral de alta autonomía. Duarte obtiene la séptima votación más alta del país para el PRI. En Córdoba, dobla a una poderosa estructura panista que responde a dos precandidatos: Gerardo Buganza y Juan Bueno. Con ello, prueba que sabe hacer cuentas, pero también obtener votos.
José Yunes gana con una diferencia de 43 mil votos. Esta es, también, la séptima diferencia más amplia a favor del PRI de todo el país: un rodillo electoral. Yunes Zorrilla pulveriza a uno de los otrora bastiones panistas en la región de Xalapa, que se ubicaba en Coatepec.
Salvador Manzur le arrebata al PAN la joya de su corona: Boca del Río. Con una candidatura fresca, diferente, el ex Subsecretario de Finanzas desembarca en la cabeza de playa panista, donde reside aún su estructura más formidable, y conquista la plaza. Sobrepasa a la segunda votación más copiosa del PAN en Veracruz y superior a todas las del blanquiazul en el DF y el EDOMEX. No sólo es una victoria local, sino estatal. La victoria de Manzur en esta, la madre de todas las batallas del 5 de julio, reacomoda y nubla el escenario de Acción Nacional para definir su candidatura a la Gubernatura.
Así, en Veracruz los efectos del 2009 se extienden al 2010. Aquí gana Fidel Herrera y el PRI. Pierde el PAN y sus precandidatos. Julen, Buganza, Bueno ni Yunes son capaces de mantener sus plazas. Pierde Dante Delgado, cuyo partido pasa a sexta fuerza estatal. El Partido Verde se ubica a sólo 40 mil votos del PRD. La madre fortuna ha lanzado ya su profecía de lo que está por venir.