01/05/2007
La memoria es siempre más amplia que el recuerdo. El recuerdo es condescendiente. Destila. Filtra lentamente hasta dejar presente solo el jugo de la vida: lo bello y lo feliz. Por ello, el recuerdo, dice Elena Garro, es el porvenir: un anuncio de buenaventura. La memoria, en cambio, es el pasado. Todo lo que fue reside allí: rotundo e inapelable. La memoria es amplia y profunda. Juzga. Condena.
Se recuerda lo parcial. Se rememora la integridad. El árbol pertenece al recuerdo; el bosque, a la memoria.
Por eso Dalí habla de la persistencia de la memoria. El tiempo se derrite, junto con el recuerdo; la memoria, no.
En política, el recuerdo conduce a la restauración. La memoria tiene un camino cierto: la consolidación democrática.
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